Yoga en los tiempos de…

¡Namaste!

Tras una pausa larga, vuelvo a aparecer por el Blog y ponernos al día…Siempre compartía la opinión que nuestra vida la formamos nosotros, y todo está en nuestras manos, que con la dedicación, esfuerzo y por supuesto el amor a lo que haces se puede llegar muy lejos y alcanzar lo sueños más atrevidos. Los tiempos han cambiado, nuestra vida de repente se enfrentó a un obstáculo que poca gente haya vivido y poca gente haya sabido tratar. Y me pregunto si sigo compartiendo esta opinión o ya he pasado al otro lado de la gente que opina donde prevalece la idea que todo está en las manos del dios o de nosotros no depende nada ya que el destino está prescrito…Cuando se calma la marea del pánico y miedos internos y vuelvo a conectarme conmigo misma, veo que sigo creyendo que somos nosotros que construíamos nuestra vida y todo está en nuestras manos…

La realidad y las circunstancias se nos han cambiado a la mayoría de nosotros, y siguen cambiándose de un momento al otro. Todos vivimos una tremenda incertidumbre, ausencia de cualquier planteamiento a largo plazo, cambio de planes, cancelaciones de viajes, perdidas de los últimos números en el total de nuestras cuentas de ahorro, miedo al desconocido, ganas de ver las sonrisas, de conocer a la gente nueva, de bailar, abrazar, de todo lo que solíamos hacer hasta hace poco…Con todo esto nos toca vivir ahora (¡esperemos que sea solo una temporada!) y nos toca a adaptarnos a unos u otros cambios en todas las esferas de la vida.

Nos enfrentamos a lo inevitable, algo que no depende mucho de nosotros, pero en el mismo tiempo sí que depende…¡Y este «sí» es lo que hace la diferencia! Nuestra actitud. Nuestra preparación al cambio. Nuestra flexibilidad. Nuestra capacidad de adaptarse a diferentes realidades y tener que vivir una de ellas…sin poder escapar.

Muchas veces cuando viajamos a países con otro estilo de vida, otros presupuestos de vida, otras posibilidades, muchas veces son países orientales aunque no siempre es el caso, – no nos cuesta nada en adaptarse por ejemplo a ducharse con agua fría porque no se ha calentado a tiempo la caldera o porque no hay caldera en general, adaptarse a los cortos de luz y agua, a interrupciones o ausencia de internet, a otro tipo de alimentos, a la vida más simple o más complicada. No nos cuesta adaptarse a ello no porque somos «yogis» o «gente con la mente abierta» sino porque realmente sabemos que esto va a terminarse en el momento que se termine nuestro viaje cuando pisemos el aeropuerto donde ya tenemos acceso a todos los lujos básicos, y que esto no es «nuestra realidad» ya que «nuestra realidad» nos espera en nuestra casa – cómoda, prospera, con un montón de planes para futuro, con un montón de posibilidades a escoger y barajar según nuestro ánimo y ganas…

Y ahora es cuando no podemos coger el avión y volver «a casa», ahora nos ha tocado vivir algo tan extraño y lo que prácticamente nadie quiere vivir y conocer – vivirlo dentro de nuestra casa, y no en las tierras lejanas de donde luego traemos las fotos con una sonrisa feliz rodeados de la gente cuya vida real no tiene nada que ver con la nuestra. Ahora nos ha tocado encontrar la felicidad en nuevas circunstancias, enfrentarse a nuestros miedos, al incertidumbre, al desconocido, al «no sé qué pasará mañana», al «no puedo más», al «quiero que esto sea una pesadilla y que me despierta en mi vida normal»…Ahora es cuando ha tocado despertar la calma y la confianza en si mismo en su sentido más profundo que haya, cuando ha tocado buscar el equilibrio en una tormenta constante que parece que no tiene un fin, cuando el único agarre real es lo que parecía tan efímero antes – nosotros mismos…

Y es ahora que cuidar a si mismo cuesta una vida, cuando apetece dejarlo todo, y es precisamente ahora cuando cuidarse vuelve a ser lo más importante. Toda la crisis pasará, pero cómo saldremos de esto depende solo de nosotros. Y esto es lo que hace la diferencia: el trato consigo mismo.

Hay muchas herramientas constructivas, y os propongo una de ellas que es el yoga. Nuestra práctica en la esterilla es el reflejo de nuestra vida, con todos sus subidones, bajones, los logros y las decepciones, con la cuesta arriba y la cuesta abajo, con lo que amamos y disfrutamos y con lo que odiamos y evitamos. Ponerse en la esterilla es como firmar el contrato de bienestar consigo mismo, formar una resolución de estar bien, probar, experimentar, descubrir, creer en si mismo, amar – sí, sí – amar…

Las posturas no solamente nos mantienen sanos a todos los niveles, sino fomentan nuestro equilibrio mental, nuestra resistencia al estrés, fomentan nuestra creatividad y capacidad de encontrar las resoluciones creativas e innovadoras, desarrollan nuestra flexibilidad física y la de nuestro carácter, abren nuevas formas de tratar a si mismo y a nuestro entorno, ayudan a crear la estabilidad interior, la confianza y mantienen la mente enfocada…

Te invito a practicar juntos, te propongo la práctica segura en tu casa donde te veré y te guiaré a través de la cámera (usando el zoom, whatsapp o skype) o la práctica en nuestras instalaciones en formato presencial. Te propongo hacer ese trato contigo mismo/a de no abandonarte en los tiempos de cambios, de quedarte fiel a ti mismo/a por muy inestable que sea lo que pasa en el exterior. Cada tormenta termina, cada terremoto se calma y la tierra vuelve a florecer, y tu salud en estos tiempos está sólo en tus manos. Y yo…yo estaré a tu lado a guiarte, si me lo permites. Y así ambas salgamos de esta…

¡Un abrazo!

vika